Presentación
Me llamo Fran y vivo en la cara oeste de Sierra Espuña, una zona de monte seco mediterráneo en la biorregión del sureste ibérico. Llevo muchos años dedicándome a buscar una relación armónica con mi entorno a través de la permacultura, y este año están participando conmigo varias personas interesadas en aprender para poder crear luego sus propios proyectos de vida sostenible. Así, entre todos hemos puesto en marcha una escuela práctica de permacultura, desde la que realizamos un seguimiento completo de la evolución de un diseño permacultural a lo largo de las estaciones.
Queremos incluir en esta memoria, procurando ser claros y sin extendernos demasiado, las explicaciones necesarias para que el lector pueda conocer la metodología con la que trabajamos nuestro huerto, y si se da el caso aplicarla a sus necesidades y situación específica.
Me gustaría enumeraros los principios básicos que siempre tenemos en cuenta cuando aquí trabajamos con nuestra tierra. Intentaremos desarrollarlos en la descripción de cada una de los apartados prácticos, con el fin de darle a esta memoria un carácter menos teórico y más de vivencia.
En nuestra finca tenemos un diseño general para integrar las diferentes áreas y actividades (Huerto, gallinero y frutales, cabras, alojamientos, actividades, bosque, etc.) De momento nos centraremos en el huerto de verduras aunque debemos tener en cuenta la existencia del área de aromáticas (“zona -1”), en la que también hay algunas verduras y que se encuentra muy cerca de la casa, donde tenemos el perejil, orégano, ajitos tiernos etc.
Tenemos el huerto dividido en dos zonas con una gestión claramente diferente:
1- Cultivos intensivos. Que se refiere a lo que es propiamente un típico huerto-jardín permacultural. Lo llamamos intensivo solamente porque es una zona que requiere mayor constancia de trabajo y actuaciones que otras. Y engloba todas esas verduras (tomates, pimientos, lechugas, coles…) que generalmente necesitan más atención.
2- Cultivos extensivos. Esta zona no está cultivada de forma permanente durante todo el año y en ella se suelen sembrar o plantar superficies más amplias, con productos que cosechamos en gran cantidad para guardar y consumir poco a poco como son los cereales, patatas, legumbres etc.
Hortalizas que necesitan más compost
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Hortalizas de consumo medio
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Hortalizas de bajas exigencias
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Tomates, coliflores y coles, puerros, pepinos, pimientos, berenjenas, patatas.
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Ajo, calabazas, calabacines y otras cucurbitáceas, cebollas, espinacas y acelgas, lechuga y de otras hoja, rábanos, aromáticas anuales.
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Habas, guisantes, judías (Legumbres), zanahorias.
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Dentro de esto tenemos que decir que muchas de estas plantas cumplen funciones muy importantes de nutrición y regeneración del suelo, sobre todo las legumbres. También, tanto las asociaciones que hacemos, como la rotación, tienen por objeto mantener un equilibrio biológico, una tierra fértil y acciones específicas preventivas contra algunos insectos o enfermedades.
Intensivos.
Los dividimos en cinco grupos con diferentes asociaciones de plantas y establecemos un esquema sencillo de rotación para ir alternando las mismas.
1
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Crucíferas (coles, brócolis, coliflores…), apio, remolacha y otras raíces.
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2
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a- Tomates, caléndulas, albahaca, capuchina, perejil.
b- Pimiento y berenjenas, albahaca, caléndula, ocra.
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3
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Lechugas, acelgas y otras de hojas, ajos, cebollas, rábanos y zanahorias.
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4
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Habas, guisantes y otras legumbres junto con algunos calabacines, nabos y remolachas.
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5
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Las plantas perennes como espárragos, alcachofas, pencas, fresas, frambuesas, etc.
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Cuando preparamos las camas el primer año incorporamos compost y estiércol bien hecho, y comenzamos plantando las hortalizas más exigentes o con más necesidades de nitrógeno y humus. Éstas son las del grupo 1 y 2. En la estación siguiente plantaremos en esas camas las que tienen unas necesidades medias de consumo (grupo 3: lechugas, acelgas, ajos, cebollas, etc.) y finalmente el grupo de las legumbres (4), con una función regenerativa y preparatoria del suelo para volver después al principio. Las perennes (grupo 5) las ponemos en los bordes y lindes de las terrazas.
CUADRO DE ROTACIONES
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VERANO
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INVIERNO
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Año 1
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Apio, remolacha y coles (crucíferas)
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Continúa todo el año
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Año 2
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a- Tomates, caléndulas, albahaca, capuchina y perejil.
b- Pimientos y berenjenas con albahaca, caléndula y ocra.
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Lechugas, escarolas etc. Cebollas, ajos, rábanos y zanahorias.
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Año 3
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Continuamos con las lechugas, cebollas, ajos, rábanos y zanahorias intercambiando los lugares.
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Acelgas y otras hojas.
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Año 4
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Calabacines con legumbres.
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Habas y guisantes.
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Durante la fase final de las habas y guisantes (quizás alguna otra legumbre mas) empezamos ya a plantar de nuevo las crucíferas que pusimos en el primer año, que por su exigencia en nitrógeno asocian bien con las legumbres, y durante este periodo de plantación vamos poco a poco incorporando compost y estiércol en las camas para comenzar en la próxima primavera con la tierra bien nutrida para el grupo de los tomates y pimientos.
En este cuadro hemos puesto las principales verduras de las asociaciones que trabajamos para poder explicar la división y rotación de los sectores, pero la diversidad real de hortalizas que cultivamos es mucho mayor, como ya veremos con más detalle. Los pepinos, melones y calabazas los hemos sacado a la zona de extensivos por la gran cantidad de espacio que ocupan al crecer.
Extensivos.
Estación
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Cultivo
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Plantación
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Verano
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Patata
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Marzo
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Invierno
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Haba
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Fin de agosto
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Verano
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Maíz, judía, calabaza
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Abril
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Invierno
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Cereal
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Septiembre
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Verano
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Barbecho
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-
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Invierno
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Patata
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Fin de agosto
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Verano
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Haba
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Febrero
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Invierno
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Cereal
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Septiembre
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Verano
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Maíz, judía, pepino, melón
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Abril
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Invierno
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Barbecho
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-
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Se emplean 5 zonas en total, en las que van rotando los cultivos extensivos de la tabla. Esto permite dos cosechas anuales de patatas.
En la zona del cereal estamos probando también con trigo sarraceno y quinoa. Después lo segamos y dejamos su paja sobre la tierra y hacemos un periodo de barbecho antes del siguiente cultivo.
3. Boceto de las cuatro zonas de cultivo intensivo en la finca de los Albaricoqueros. Actualmente tenemos las crucíferas en la zona 1; las plantas agrupadas en la asociación 2, como tomates o pimientos, están en la zona 4; las del grupo 3 (acelgas, lechugas, cebolla, zanahoria…) en la zona 2, mientras que la zona 3 se halla en fase de regeneración con un jardín de lentejas y habas que facilitan la remineralización de la tierra. Marcada con asterisco está la primera zona de extensivos, de donde estamos ahora recogiendo las primeras patatas.
Primer fin de semana de la escuelita permacultural. Febrero 2010.
Preparación del terreno y semillero
Comenzamos haciendo las camas permanentes que normalmente usamos en los cultivos de hortalizas. Estas camas ya las conocían y utilizaban nuestros abuelos, y en la región de Murcia las llamaban tradicionalmente albitanas.
Las hacemos de un metro de ancho para poder alcanzar a trabajar en ellas sin pisarlas. La idea es que estas camas, una vez terminadas, se conservarán de forma permanente y no volveremos a mover la tierra, por lo que se llevará una gestión del trabajo del suelo un poco diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en la agricultura convencional:
- Nunca pisamos sobre ellas para no compactar la tierra. Trabajamos desde los pasillos.
- Siempre están cubiertas con algún tipo de acolchado o mantillo vegetal que protege el suelo de la luz directa (ver imagen arriba a la derecha, cubriendo las albitanas con mantillo de paja).
- Dejamos en la tierra las raíces de las plantas que cosechamos.
- Diversidad y rotación de plantas.
En general, volvemos a una horticultura bastante manual. Plantar, sembrar, quitar hierbas, regar y poner algo de compost en algunos momentos. La utilización de maquinaria queda bastante reducida.
Para hacer las albitanas:
En la primera vez es bueno incorporar gran cantidad de compost, humus de lombriz o simplemente estiércol (siempre y cuando esté bien compostado).
Si utilizamos un tractor o una pequeña máquina de labrar, lo más sencillo es extender primero el compost. envolverlo después moviendo la tierra y después hacer con la azada los caballones de las camas y allanarlos finalmente con el rastrillo para dejar lista la forma de la albitana.
En este caso, nosotros lo hicimos sin maquinaria; cavando primero la tierra con los ganchos, después marcamos las camas y pasillos con una cuerda y confeccionamos las camas con la azada para finalmente mezclar el compost directamente en la cama ya terminada.
Después, cubrimos con paja y colocamos el riego. Las tuberías las ponemos siempre por encima de la paja. Aunque son un poco feas cuando quedan descubiertas, necesitaremos tenerlas a la vista para poder repasar periódicamente los goteros que se obstruyen. Además ayudan a sujetar la paja para que no se la lleve el viento.
Como el sol y el aire caliente del verano suelen ser bastante fuertes aquí, debemos cubrir también las paredes para evitar la excesiva transpiración y desecación. Por eso rellenamos los pasillos con los restos vegetales que tenemos a nuestro alcance (desechos de podas, triturado de ramas, hierbas que segamos, etc.). Esto nos viene muy bien también para poder andar sin embarrarnos cuando llueve. Además, cuando estos restos se descomponen al cabo de tiempo los podemos incorporar a las camas como compost, o bien si los dejamos en los pasillos irán nutriendo indirectamente las camas.
En nuestra biorregión del sureste los suelos suelen ser bastante pesados y arcillosos, y con estas camas conseguimos una profundidad óptima de tierra mullida para nuestras verduras y evitamos peligros de encharcamientos que acarrearían problemas de hongos y pudriciones.
Otra solución para evitar la insolación en las paredes es utilizar maderas en las paredes a modo de cajoneras. Son bastante fáciles y rápidas de colocar, y muy efectivas para la comodidad de muchas labores en el futuro. Si hay muchas piedras se pueden colocar a modo de jardineras, que no tienen porqué ser rectas, se pueden hacer formas muy estéticas y bonitas. No debemos tener miedo si, al principio, esto puede parecer demasiado trabajo para plantar unas verduras. Recordad que estas camas son para siempre. Sólo las haremos una vez, y después nos dedicaremos prácticamente a trabajar con las manos en la tierra, eliminando otros muchos trabajos. Y si hacemos una buena gestión y las mantenemos siempre cubiertas, tendremos cada año una mejor tierra, más negra, y mejores cosechas.
Ese mismo fin de semana pusimos las fresas.
Como les gustan las tierras ácidas en los claros de los bosques, les mezclamos en la tierra además del compost mantillo de pino que recogimos cerca. Para la cobertura utilizamos también acícula de pino.
Las fresas forman parte del grupo de las perennes que antes mencionábanos; por lo tanto les hemos buscado un sitio en los márgenes del huerto y como también decíamos entre ellas también podemos asociar más verduras o aromáticas. Hemos plantado con las fresas algunos ajos, lechugas y espinacas de Nueva Zelanda.
Esta última es una planta increíblemente buena para tener en un huerto, no es realmente una espinaca, y con una o dos plantas de estas tienes ensalada para todos los días. Aunque se suele decri que a la fresa le gusta el sol, el del verano de Murcia es un poco exagerado para ellas, por eso hacemos unas pequeñas pérgolas y sembramos unas judías que les den algo de sombra.
Hicimos el semillero.
Al que volveremos con más detalle en la próxima entrega de lamemoria. Febrero es buen momento para empezar a preparar los planteles para que estén en Abril de cara a la plantación de primavera. Para el semillero fabricamos una rudimentaria “cama caliente”: Un sencillo hoyo en la tierra relleno con estiércol bastante fresco para que fermente generando calor. De esta forma ayudamos a germinar las semillas y protegemos un poco las plántulas de las heladas.
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