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viernes, 17 de diciembre de 2010

El retorno de las encinas

Iberia, la tierra de nuestros ancestros, fue un vergel poblado de bosques con una gran diversidad biológica y abundancia de recursos. Los seres humanos vivían no sólo respetando los ecosistemas de los que formaban parte, sino también siendo una importante parte activa en la expresión de la belleza y el equilibrio dinámico de su entorno.

Esta integración armónica en el medio natural probablemente comenzó a romperse definitivamente con la invasión romana de la península, ya que el imperio romano, además del expolio insostenible de los recursos naturales, inció un proceso destructivo acaso aún más grave: La eliminación de la memoria de las culturas y civilizaciones nativas. Siglos después, otro imperio, el español, protagonizó un segundo y cruento episodio de destrucción de la diversidad natural y cultural.

En el Sureste Ibérico, nuestra querida Sierra Espuña quedó yerma y pelada, sin un sólo árbol en la mayor parte de su extensión. Y no fue hasta finales del siglo XIX que se dieron los primeros pasos para su restauración. Un cartagenero, Ricardo Codorníu, naturalista, ingeniero de montes, y experto en esperanto, dirigió un ejemplar trabajo en el que se combinaron técnica, conocimiento, creatividad, y tesón, para lograr un excepcional resultado: La transformación de suelos erosionados y superficies yermas en el actual bosque de Sierra Espuña con toda su diversidad.

El único árbol de ladera que pudo prosperar en esas duras condiciones de partida, el pino carrasco, ha cumplido una gran labor regenerativa para los suelos, la fauna, y las plantas arbustivas que hoy pueblan la Sierra. Y es ahora, creemos, que ha llegado el momento de la encina, el venerable árbol de nuestros ancestros que contiene el potencial de devolver al los suelos y el entorno su máxima riqueza, belleza y poder creativo natural.


El proyecto de Cauac Editorial Nativa, junto con otras voces e iniciativas concéntricas como Nuevos Recolectores o el Círculo de la Montaña de Visión de Sierra Espuña, se manifiesta en el sentir de que vivimos el tiempo de la regeneración, de la recuperación de nuestra memoria genética y el volver a caminar como hijos de nuestra tierra velando por las generaciones futuras.

Y desde este intento, queremos dar las gracias a Jardines de Acuario y al equipo del Parque Natural de Sierra Espuña por brindarnos la oportunidad de participar en la reforestación de ribera el pasado 11 de diciembre y plantar, por fin, nuestras primeras encinas en Sierra Espuña.

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