Juan Manuel Marín Olmos
Lunes 13 de abril, a las 19:00 hs
Hemiciclo de Letras de la Universidad de Murcia
Desde que el mecanicismo es la corriente de pensamiento hegemónica en Occidente, la manera de entender los modos de enfermar se ha ido haciendo coherente con esta particular forma de interpretar la realidad. Si hasta el S. XIX la teoría humoral galénica era el contexto teórico a partir del cual se interpretaban los procesos morbosos, después la metáfora del Universo como una gran máquina se traslada a los seres vivos, que pasan a ser “mecanismos” biológicos que enferman por desgaste (procesos degenerativos) y agresiones físicas, químicas o microbianas.
El advenimiento de la microbiología en el último tercio del S. XIX ha tenido consecuencias en todos los ámbitos de la vida. Por un lado ha permitido adoptar medidas higiénicas que han mejorado globalmente las condiciones de vida pero por otro ha llevado a la estigmatización de los microorganismos.
En el ámbito de la medicina asistimos, desde entonces, a una lucha incesante contra virus, hongos y bacterias a los cuales se ha hecho (coherentemente con el darwinismo imperante) responsables últimos de numerosas enfermedades y epidemias. Para que ello fuera posible, también en S. XIX, aparece la teoría celular de Virchow. Básicamente la teoría celular viene a decir que nuestros tejidos están constituidos por agregación de células eucariotas y que, por tanto, si encontramos en ellos virus y bacterias es que éstos proceden del exterior consolidando la teoría exógena de las enfermedades infecciosas.
Sin embargo las aportaciones actuales de la biología y los estudios del metabolismo y la actividad celular muestran que esa herencia del S. XIX no sólo es simple y reduccionista sino contraproducente y peligrosa. En efecto los conocimientos en genómica nos permiten saber que gran parte del genoma humano, y no humano, está formado por material genético de procedencia viral y bacteriana, sabemos también que virus y retrovirus endógenos juegan un papel fundamental en la regulación biológica y que la misma célula eucariota es el resultado de la simbiosis de diferentes procariotas.
A la luz de estos conocimientos la revisión de la actual teoría exógena de las enfermedades, en lo que a la medicina se refiere, resulta perentoria. Virus y bacterias no son los responsables de nuestras desgracias aunque ciertamente pueden resultar un buen chivo expiatorio.
Juan Manuel Marín es médico homeópata, investigador y socio fundador de La Liga por la Libertad de Vacunación.
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