Regresando a la simbiosis con la Tierra. Reinventando la comunidad sostenible y el tejido social de apoyo mutuo. Sanando en la liberación de la percepción y el despertar de la consciencia.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Evolución: Una bella historia


Viernes 26 de noviembre

Conferencia
Evolución: Una bella historia


A cargo de Máximo Sandín

Salón de Actos del Instituto de Bioingeniería
(Edificio “Vinalopó”)
Universidad Miguel Hernández, Elche
A las 9:30 horas



El próximo 26 de noviembre, Máximo Sandín, profesor de bioantropología en la Universidad Autónoma de Madrid y autor del libro "Pensando la evolución, pensando la vida", dará una conferencia gratuita en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Oportunidad para acercarnos a una perspectiva de naturaleza, la genética, y la evolución de los seres vivos que trasciende totalmente a la que nos ofrecen los biólogos convencionales, siendo mucho más acorde con la intuición y la ecología profunda características de todas las culturas nativas de este planeta, así como de las contemporaneas corrientes de cambio y transición hacia la sostenibilidad.

Apoyado en una extensa labor de documentación y síntesis, Sandín lapida conceptos tan arraigados en nuestra sociedad como la Teoría de la Selección Natural, una concepción mecanicista y reduccionista de la vida que describe una naturaleza organizada en torno al azar y la competencia. A cambio, nos ofrece un vasto campo de nuevos espacios por conocer en la fenomenología orgánica que conforma la vida en este planeta, en el re-conocimiento de todo su poder creativo y autorregulador.

Las implicaciones de este profundo cambio en nuestra percepción de la naturaleza y la vida orgánica apenas han comenzado a revelarse, brindándonos nuevas pistas para la gestión sostenible de la salud, la agricultura, la gestión ambiental, y el conocimiento de nuestro entorno.

www.editorialnativa.net

Evolución: Una bella historia

Observar la naturaleza, estudiar sus productos, buscar las relaciones generales y particulares que ha ido imprimiendo en sus caracteres y, finalmente, intentar comprender el orden que hace imperar por todas partes, así como su funcionamiento, sus leyes y los medios infinitamente variados que emplea para dar lugar a este orden, es, desde mi punto de vista, ponerse en camino de adquirir los únicos conocimientos positivos que se encuentran a nuestra disposición, los únicos, por otra parte, que pueden sernos verdaderamente útiles y al mismo tiempo nos pueden proporcionar las satisfacciones más dulces y limpias capaces de aliviarnos de las inevitables penas de la vida.

J.B. Lamarck "Filosofía Zoológica" (1809). Introducción.

El estudio de la evolución de la vida sobre la Tierra no responde sólo a la satisfacción de una curiosidad o a un deseo de saber cómo se ha producido la enorme diversidad de formas orgánicas que existen. Es la forma de comprender cómo son las relaciones entre los seres vivos, como es posible que este fenómeno maravilloso, creativo y complejo que es la vida se haya producido y se mantenga en nuestro planeta, y cómo hemos de comportarnos los seres humanos para no destruir su delicado equilibrio.

El estudio científico de la evolución de las formas orgánicas estaba firmemente establecido en las universidades europeas, especialmente en Francia y Alemania, a principios del Siglo XIX con unas aportaciones que se están mostrando reforzadas por los conocimientos actuales derivados del enorme progreso tecnológico en la observación de los fenómenos naturales. Pero el 24 de Noviembre de 1859 el camino de la profundización en el conocimiento del orden y la armonía de la Naturaleza se truncó con la aparición del libro “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural o el mantenimiento de las razas favorecidas en la lucha por la existencia”. Su éxito fue resonante, lógicamente, entre las clases acomodadas de la época. Su autor, un naturalista aficionado subgraduado en teología, Charles Robert Darwin, exponía, de una forma confusa, una explicación del origen de las especies basada en su observación de la cría de animales domésticos, especialmente de palomas. Su aportación científica, la selección “natural” suponía que, al igual que los ganaderos seleccionan animales por las características que les resultan provechosas, aunque deban de ser animales aberrantes, inviables en la Naturaleza, ésta “selecciona” las características provechosas para los animales. Esta “selección” tendría lugar en medio de una implacable “lucha por la vida”, inspiración que le llegó de la lectura de “Ensayo sobre el principio de la población” del también clérigo anglicano Thomas Robert Malthus, discípulo de Adam Smith. La concepción de la Naturaleza, de las relaciones entre los seres vivos que deriva de estas interpretaciones ancladas en las raíces culturales e históricas que dieron lugar al nacimiento de la doctrina del “libre mercado”, se ha constituido en la explicación “científica” que justifica las relaciones entre los seres humanos y del Hombre con la Naturaleza como una guerra permanente. Como una competencia sin fin entre todos sus componentes. Esta interpretación “patológica” de una vida regida por el egoísmo y la competencia y de una Naturaleza enemiga a la que hay que vencer la ha convertido en un ecosistema en creciente degradación, cuyo desequilibrio, si seguimos por este camino, pronto conducirá a que la vida de los seres humanos se convierta en una verdadera "lucha por la supervivencia".

Sin embargo, mientras esta concepción, dominante en la actualidad, que ha convertido a la Biología en una tecnología al servicio del “Mercado” continua dirigiendo la irresponsable manipulación de fenómenos biológicos que estamos lejos de poder controlar, está emergiendo, de los conocimiento verdaderamente científicos, una nueva visión, que no es nueva en realidad, porque nos conecta, nos hace retomar el verdadero camino científico iniciado por los precursores del estudio de la evolución, que nos muestra una Naturaleza de increíble belleza y complejidad, de integración, de comunicación entre los organismos y el ambiente, en la que todos sus componentes son necesarios para su funcionamiento equilibrado. En la que todos, especialmente las astronómicas cifras de bacterias y virus en que vivimos inmersos, en nuestro interior y en nuestro exterior, en los mares y en los suelos están conectados en una compleja “red de la vida” que comunica el mundo orgánico con el inorgánico y que convierte a la Naturaleza en algo vivo. Quizás estemos a tiempo de detener este camino de destrucción. De volver a la cordura. De reconciliarnos con la vida.
"Evolución, una bella historia" Autor: Máximo Sandín

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