Regresando a la simbiosis con la Tierra. Reinventando la comunidad sostenible y el tejido social de apoyo mutuo. Sanando en la liberación de la percepción y el despertar de la consciencia.

jueves, 6 de enero de 2011

El círculo del árbol

Una encina recién plantada en Sierra Espuña:
La expresión de nuestro rezo por las futuras generaciones
El pasado mes de octubre tuvieron lugar en Cantabria unas jornadas de sabiduría indígena, en el intento de acercar a nuestra sociedad el conocimiento de culturas vivas que no han perdido el vínculo y la relación directa con la naturaleza y las fuerzas reales que la sustentan. Acudieron representantes jóvenes y ancianos de las culturas Maya, Aymara, Kuna y Mapuche para transmitir los mensajes de sus pueblos en defensa de la Madre Tierra y las futuras generaciones. Como colofón de las jornadas se realizó un concejo en torno al tejo centenario de Abamia (Asturias), cuya convocatoria hemos querido reproducir aquí por expresar con gran lucidez propósitos que sentimos fundamentales en nuestro trabajo y líneas de investigación: El regreso a la relación directa con la Madre Tierra, la reconexión con la memoria de nuestros orígenes, y el reconocimiento del valor y significado profundo de los árboles.
El Texu de Abamia
EL CÍRCULO DEL ARBOL (En defensa de la Madre Tierra)
Ser nativo es asunto del corazón, no del color de tu piel. Es aceptar caminar con la tierra, no solo sobre ella.”
La autodenominada Civilización occidental se ha expandido como una enorme mancha de aceite por la mayor parte de rincones de nuestro planeta. Hoy en día, prácticamente no quedan lugares en la tierra en los que con mayor o menor presencia, esta forma de concebir el mundo, no haya mostrado alguna de sus interrelacionadas caras: la fe en el progreso (desarrollo industrial y tecnológico), materialismo (dinero, mercancías y bienes materiales), antropocentrismo (el ser humano como dominador del resto de seres vivos), racionalismo científico (predominio de la ciencia sobre el saber tradicional), patriarcalismo (dominación de lo masculino sobre lo femenino), militarismo (dominación de unos sobre otros a través de las armas), etc.
Se mire desde el ángulo que se mire, el hecho objetivo es que las consecuencias de querer imponer esta forma de concebir el mundo sobre el resto de culturas de la tierra ha provocado una crisis sin precedentes en tres niveles paralelos: humanitario, económico y ecológico. Esta crisis global y civilizatoria es de tal envergadura, que está poniendo en riesgo la propia vida de nuestro planeta.
Todo esto nos permite afirmar, en definitiva, que lo que verdaderamente está en crisis es la propia civilización occidental y su actual modelo político y económico, pues lejos de ofrecer soluciones a este callejón sin salida, nos sigue adentrando en mayores cotas de desequilibrio y colapso.
Frente a esta situación, los pueblos indígenas que aún mantienen sus culturas milenarias de respeto a la naturaleza, conscientes del crucial momento histórico que atraviesa la humanidad y de lo urgente de dar un cambio de rumbo a esta situación de crisis global, han comenzado a juntarse y coordinarse, poniendo en marcha diversos foros internacionales que sirven de altavoz a sus propuestas que, en su mayor parte, van dirigidas hacia el mundo occidental.
Dichas propuestas tienen como pilar central la imperiosa necesidad de que la visión ancestral de respeto a la Madre Tierra vuelva a ser compartida, como lo fue en un pasado, por todas las culturas del planeta. En este sentido, las culturas nativas representan el último y frágil hilo que nos mantiene unidos con la originaria y verdadera naturaleza humana. Son ellas las que, en pleno SXXI, aún mantienen vivo este milenario vinculo, por lo que su voz debería ser el principal referente en estos tiempos de búsqueda de un nuevo caminar para los pueblos de la tierra.
Se hace necesario pues, abrir espacios y puntos de encuentro en los que la palabra de los pueblos nativos sea escuchada. Espacios que sirvan de interconexión entre las culturas y gentes que aún mantienen con vida la cosmovisión originaria del ser humano y comenzar a crear alternativas al discurso antropocéntrico dominante.
Dicen algunos pueblos nativos que los europeos necesitamos reconectarnos con las raíces del árbol de nuestros antepasados si es que queremos albergar algún futuro. En este contexto, los pueblos montañeses del cantábrico, herederos de una cultura que hunde sus raíces hasta los tiempos paleolíticos, no hemos perdido del todo nuestro vínculo con la sabiduría tradicional de nuestros ancestros.
Uno de estos vínculos es el que desde tiempo inmemorial han mantenido las culturas cantábricas con los árboles. Nuestros antepasados sabían que el destino de árboles y humanos está entrelazado, ya que cada uno respira lo que el otro exhala. Y he ahí, por tanto, la importancia del árbol y los bosques en todas las culturas indígenas: son un espejo a través del cual la humanidad puede ver reflejado su propio destino; y hoy en día, los bosques de todo el planeta están desapareciendo de manera vertiginosa como consecuencia de la codicia humana.
El árbol es un ser trascendental para toda aquella cultura que se precie de serlo. Cada clan, cada aldea, cada valle,… tenían en sus orígenes un árbol sagrado alrededor del cual compartían la palabra y tomaban decisiones de forma colectiva y consensuada. La última generación de estos árboles venerables se mantiene aún con vida en algunos pueblos cantábricos y representan uno de los últimos lazos que nos unen con las raíces culturales de nuestros ancestros.
Por todo ello, y con la intención de crear un espacio de encuentro que reúna a culturas y gentes que desean activar un verdadero cambio de consciencia, nace el Círculo del Árbol. Una pequeña contribución a otros muchos círculos que comienzan a formarse alrededor de árboles de todo el mundo y en los que la palabra de los pueblos indígenas vuelve a ser considerada y tenida en cuenta como lo que verdaderamente es: portadora de la originaria sabiduría humana.
Cordillera Cantábrica, equinoccio de otoño del 2010

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